lunes, 10 de noviembre de 2014


Fin



No supe quererte mejor que otro. Hacía frío y mis brazos no sabían traerte el verano de vuelta. Te quise y en mi pecho sí es cierto que había un volcán activo, pero de ese calor no supieron mis palabras hablarte. Te quise un poco a oscuras, como persiguiéndote de cerca sin llegar a alcanzarte. Te quise como alguien al que el miedo le ha dibujado un montón de distancia en los ojos. Ojalá fuese distinto. Ojalá hoy y mañana, ojalá ayer y para siempre, tú te hubieses dado la vuelta, me hubieses esperado, hubieses decidido aprenderte definitivamente a alguien, y que ese fuese yo. Pero hacía frío, caminabas directa a casa, pensando en cómo querer sin hacerte daño, mientras yo ignoraba cómo atreverme a decir tu nombre en voz alta. Te he querido tan en silencio que si le pongo voz a lo que siento parece que hable en un idioma que nadie entiende. Me merezco esta soledad pegada a la piel, esta tristeza, esta sucesión de noches en las que no encuentro caminos para seguir adelante. Y te quise de esa forma desesperada. De esa que tienen los valientes de enfrentarse a lo que sea cuando saben que ya todo está perdido. Tú estabas perdida, caminabas directa a casa, yo ni siquiera grité tu nombre. Cada uno ha de responsabilizarse de sus acciones, y aunque duela hoy voy a volver a dormir solo. No se me ocurre un final alternativo para una historia que nunca ha empezado.




Mucha suerte en todo.

martes, 16 de septiembre de 2014

Aires de septiembre.

De repente sonó el despertador, y ya era septiembre. Llovía mucho entonces. Parecía como si todo el agua que no había caído en los últimos meses, hubiese decidido caer aquel día. Yo ya no te echaba de menos. Estaba tan vacío que ni siquiera me acordaba de decir tu nombre de vez en cuando. Antes era una de mis manías, como lavarme los dientes después de las comidas.
 También estaba cansado. Dormía tanto que hasta los sueños me parecían la continuación surrealista de mi propia vida. No sabía dónde acababa el mundo, y empezaba yo a saber volar por el cielo. Luego sonaba el despertador. !Cada puta mañana!... He terminado sin soportar a la gente, será quizá porque me he quedado solo. No sé qué esperar ahora. “Esta desesperación tendrá un límite”, me dije hace algún tiempo. Creo que estuve equivocado. Y por si fuera poco: fumo si me aburro. Si escucho una canción, no oigo la música. Me estoy levantando torcido, como un árbol al que nadie cuida. Como en un jardín olvidado; Algo triste me crece por dentro, un paisaje gris, una noche eterna, un montón de ganas como caminos que no llevan a ninguna parte. 

¿Quebrado?

martes, 2 de septiembre de 2014




"He perdido mis letras, he perdido mis demonios, no los internos, si no, todos aquellos que me hacían dudar, me hacían sufrir, me hacían feliz."



sábado, 30 de agosto de 2014

Carta n° 27. / algo especial.


Regresemos a la estrellas. ¿Lo recuerdas? Era verano y tú estabas cerca. Si tocaba tu piel de repente se producía un eclipse. Tu cuerpo se interponía entre el resto del mundo y yo. Y yo entonces era tan feliz que ni siquiera sabía que lo era. Lo hacíamos como animales. El amor, lo de después, y luego de nuevo el amor. El tiempo nunca pasó a cámara lenta, pero cuando nuestros corazones latían tan r
ápido, aquellas horas parecían durarnos minutos. Tampoco mirábamos el reloj, eso es cierto, pero nos amanecía el sol por la ventana y nosotros aún olíamos a noche. Así que nos encerrábamos en un cuarto, bajábamos la persiana, abríamos las manos, cerrábamos los ojos. No comíamos, no dormíamos y aprendimos a soñar de alguna extraña forma. Nos hicimos noctámbulos, nos salieron ojeras y agujetas en la sonrisa. Porque sonreíamos mucho. Debes recordarlo. Una vez, al mirar por la ventana: “las estrellas parece que están más cerca”, dijiste. Y en ese momento te miraba y supe que tenías razón. Regresemos pues. Ponte ese vestido con cremallera en la espalda, recógete el pelo con una coleta, olvídate la ropa interior. ¿Sabes?, se me olvidó tu nombre, como si de tanto repetirlo en mi cabeza hubiese dejado de tener sentido. ¿Cómo un nombre puede abarcar todo un universo? No, no tiene mucho sentido.



Hola, cómo están gente bella? es primera vez que escribo por acá sin ser una carta a quemaropa, esta vez soy yo compartiendo una noticia o ofreciéndoles algo, es la página de un amigo escritor también, él es más profesional también, pero como yo es alguien de sangre liviana. El amigo Carlos, originiario de Rancagua escritor, dentista y buena persona ! Les dejo los siguientes link para que lo sigan y compartan.




Su página de facebook es : 
https://www.facebook.com/Lacupuladorada

Su página personal: http://carlosmarchant.weebly.com/

Ojalá lo compartan con sus amigos/as que lean y escriban y así apoyar a gente emergente o entre nosotros!

jueves, 24 de julio de 2014


Carta  n°12.

Nunca le he dicho tu nombre a nadie en voz alta, porque egoístamente quiero que mi boca sea la única que te llame. Déjame eso: la autoridad de una palabra. Te dejaste el vacío, pero yo eso no lo quiero. Sólo quiero tu nombre, algunos días es lo más parecido que estoy de ser verdaderamente feliz. Y el recuerdo, bueno, es como cualquier droga: consumirla es divertido pero preferirías no estar vivo a
l día siguiente. Tengo de ti más recuerdos de los que le caben a la madrugada más larga que puedas imaginarte. Y eso es mucha nostalgia para alguien tan inestable como yo. Hace mucho que no me miro en los espejos más tiempo del que necesito para asegurarme de que sigo siendo las mismas tristezas de ayer, pero algo más cansadas. Debería haberlo sabido, que cuando te metes tanto en el mar, y pierdes la orilla a tu espalda, en ese punto ya no haces pie y te ahogas. Nunca he sabido nadar tan bien como bien he sabido dejarme hundir hasta el fondo. No es conformidad, simplemente hay quienes sólo sirven como tragedia en la prensa sensacionalista de cualquiera. Y a pesar de todo podría no estar aquí, ni tú donde estés. Podríamos estar juntos, y darnos cuenta de que entonces ya no necesitaríamos nada. Ni a nadie. Sólo al pensar en ello me doy cuenta de lo putas y bonitas que pueden ser las esperanzas.

viernes, 18 de julio de 2014

-



Vámonos



Ella le da un sorbo al café. Yo me enciendo otro cigarro. "No me apetece mentirte", dice. Ya. Siento que alguien ha apagado la luz. Sé dónde estamos, pero te juro que no reconozco este lugar. A veces me miro en fotografías de cuando era pequeño, y me gustaría que alguien me hubiese dicho entonces "no esperes nada de la vida". Quisiera volver, pero ya es tarde. El café se le enfría, a mí aún me queda tabaco. Tenemos que irnos, ¿pero adónde? Lo cierto es que terminemos donde terminemos: va a hacer mucho frío. Así me siento hoy, y también últimamente, como cualquier canción de Bon Iver. Y ahora es imposible. Vámonos de aquí, lo digo en serio. Voy a pagar la cuenta. Ella me coge de la mano: "¿pero dónde quieres ir?". Yo le sonrío, y de repente ella lo entiende. Lo entiende todo. De repente. En ese momento le brillaron los ojos, aunque nadie más lo vio.



- Finlandia.

sábado, 24 de mayo de 2014


-De tí


Supongamos que existe el alma para decir que se me rompe cada vez que me miro las manos tan solas. Cada vez que tú estás en un dónde y en un cómo que desconozco. Si el amar es algo infinito, tampoco deja de serlo el dolor. La otra cara. La tarifa de esa puta que te deja en bancarrota el corazón después de darte un beso. Hay demasiadas cosas que yo no te escribo por si al hacerlo no sirve de mucho. Y a veces quiero como recriminándome no tener más cuidado. Y creo cosas maravillosas a partir de una sonrisa que te vi lanzarle a otro, como imaginándome siendo aquel que a lo mejor olvidó a qué sabían tus resacas. Hay tanto amor que se precipita por el desagüe, como las sobras de una cena romántica que terminas teniendo con cualquier ausencia. La soledad no sería un problema si no les hubiese enseñado a mis canciones favoritas a recordarte. ¿Pero qué puedo hacer?, la vida me parece una cama demasiado grande para que la caliente únicamente un cuerpo. Y no dejo de dar vueltas. Ya me duelen los huesos. Simplemente creo que hay quienes lo complican todo hasta que al final se quedan sin nada. No hay poesía en estas líneas, sólo venía a decirte que te quiero como quiere ese al que la suerte le ha estado guiñando un ojo desde hace tiempo, para apuntarle mejor. Si cierro los ojos aún escucho los disparos.